Desde hace unos días, es decir desde el martes, mi mañana empieza con el telediario informativo de las seis y media de la mañana en la televisión española.
La primera noticia de hoy atañaba a los pobres africanos que siguen llegando a las costas de las islas canarias en las pateras. Desgraciadamente no todos consiguen alcanzar la tierra firme. Y hoy salvaron a unos diez inmigrantes, pero diecisiete perecieron antes de llegar a la costa. Y es tan triste. Me da mucha pena oir o ver este tipo de reportajes porque ¡cuán desesperada debería ser la situación en su tierra natal que arriesgan lo más precioso que tienen, la vida, para una posibilidad minúscula de llegar sanos y vivos a España! Y sabeis que hay mujeres, que se atreven a cruzar el mar con hijos, a veces de unos pocos meses. ¡Qué todos alcanzen la costa!
La injusticia que reina en este mundo me deprime de verdad. Por eso hace mucho que no veo los informativos ni leo noticias. Suelen salir solo tragedias, de mayor o menor grado. Y yo me siento tan deprimida, tan triste. No puedo ayudar a estos desgraciados y esto me parte el corazón.
Por eso prefiero la actitud de «ojos que no ven, corazón que no siente».
Sí que es una actitud egoística, que digamos, pero hago lo que puedo. Es decir cuido a mis prójimos y pronto, muy pronto comenzaré a dar dinero a alguna asociación de caridad.
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